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Hablemos sobre la ansiedad

La ansiedad es una emoción orientada al futuro. Es una respuesta ante la percepción de predictibilidad o de la falta de control, sobre los eventos inminentemente negativos o peligrosos. Señala la necesidad de estar vigilante, reducir la actividad y volver a focalizar la atención en las posibles fuentes de amenaza futura o de peligro. Cuando sentimos ansiedad, el cuerpo entra en un estado de “preparación” de tal forma que, si algo malo pasa, no nos va a tomar desprevenidos. Barlow, D (2007). Es un estado de desesperación constante, en la cual no vives o disfrutas los momentos presentes, pensando siempre en la actividad que tienes posteriormente.
La ansiedad puede ser normal, ante la presencia de estímulos amenazantes o que suponen riesgo, desafío... o patológica, que caracteriza a diferentes trastornos psíquicos. La ansiedad descontrolada o persistente durante un perííodo de seis meses o más es calificada de trastorno, Se trata de un trastorno que empieza afectando a la mente pero que también puede tener repercusión sobre diversos órganos del cuerpo, pudiendo llegar a producir: taquicardia, dolor estomacal, diarreas, etc.

Reconozcamos algunos síntomas

  • Palpitaciones en el pecho.

  • Dolores en el pecho.

  • Mareos o vértigos.

  • Náusea o problemas estomacales.

  • Sofocos o escalofríos.

  • Falta de aire o una sensación de asfixia.

  • Hormigueo o entumecimiento.

  • Estremecimiento o temblores.

  • Sensación de irrealidad.

  • Terror.

  • Sensación de falta de control.

  • Sensación de volverse como loco.

  • Temor a morir.

  • Transpiracióón excesiva.


Los trastornos de ansiedad más comunes son la fobia social, el trastorno obsesivo compulsivo, trastorno por estrés postraumático, y el trastorno de ansiedad generalizada y definitivamente una alimentación inadecuada puede agravar o mejorar la los síntomas.

Pautas para modificar el comportamiento alimentario en caso de ansiedad:

  • Distinguir entre sensación de ansiedad y hambre.

  • Respetar los horarios (no saltarse ninguna comida). Conviene retrasar el acto de comer unos minutos a partir del momento en el que se experimentan las primeras sensaciones de hambre.

  • Comer sentado en la mesa, de un modo tranquilo y ordenado (sin mezclar platos).

  • Retirar la fuente de la mesa después de servirse

  • Acostumbrarse a dejar siempre algo en el plato, no comer "lo que sobra".

  • Levantarse de la mesa en el momento en que se ha terminado de comer.

  • Hacer la compra con una lista evitando "lo prohibido"; llevar dinero justo.

  • No comprar ni cocinar cuando se tiene hambre. Por ej: preparar la cena, después de la comida, etc.

  • Preparar una lista de actividades que sean incompatibles con comer fuera de hora.

  • Realizar esas actividades cuando se sienta ansioso por comer.

  • Aprender a relajarse para evitar tensiones que crean primero ansiedad y conducen luego a la sobre ingesta.


La Nutricionista Dietista Doris Flautero, egresada de la Universidad Javeriana, Esp. gerencia de servicios de salud, afirma que el estado nutricional de un individuo depende principalmente de la interacción entre la situación genética heredada con factores ambientales, salud, educación, hábitos alimentarios, tabúes, alcohol, tabaquismo, etc.
Si bien es cierto que un individuo que consume las sustancias nutritivas que requiere de acuerdo a su sexo, edad, actividad física y estado fisiológico, va a tener un estado nutricional normal y estará libre de enfermedades, juega un papel importante los hábitos alimentarios.
Frecuentemente se escucha al paciente decir: “es que me da ansiedad” y por eso como todo el día o, no me da apetito. El organismo humano actúa bajo acciones repetitivas, por ejemplo, si almuerzo a las 12 del día, todos los días, será evidente que todos los días a las 12 del día, tendré la necesidad de comer. Es así como preparo las respuestas a las necesidades ya creadas, si paso esta hora, seguramente presentare algún síntoma como cefalea, malestar, dolor epigastrio, etc.
Cuando creo hábitos alimentarios que me permiten consumir alimentos, cuando tengo hambre, cuando tengo tiempo o cuando me acuerdo, evidentemente, no poder crear una necesidad habitual. Es decir si desayuno a las 7 am, otro día a las 8am, otro a las 9 am; tendré apetito a las 7 a las 8 y a las 9 y lo voy a identificar como ansiedad, cuando en verdad es una necesidad que he creado. Dietas desequilibradas en las que se producen una ingesta insuficiente de hidratos de carbono, vitaminas y sales minerales, nutrientes todos ellos necesarios para el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Cuando omito una comida, también me habituó a obviar este espacio y el día que intento cambiar esto, también voy a presentar síntomas como mareo, distensión, llenura,etc.
Qué es lo ideal? Organizar horarios de comida que se adecuen a las actividades cotidianas, pero eso sí, debo respetarlos, de tal forma que aun estando en vacaciones, descanso, fin de semana, lo sigo manejando como un HABITO.
De la misma manera debo fraccionar la alimentación, pues si dejo lapsos largos sin comer, cuando tomo un alimento tendré la necesidad de consumir volumen para satisfacerme. Esto genera otro hábito inadecuado, quedar “lleno”, pues si creo esta acción repetitiva, tendré que comer siempre más allá de mis necesidades, y me programo para quedar siempre “lleno”.
O por el contrario, al pasar lapsos largos sin comer, mi organismo remplaza esta necesidad de energía por componentes internos, descompensando los procesos metabólicos normales y cada vez podre pasar más lapsos sin ingerir alimentos.

Existen alimentos que funcionan como estimulantes, propiciando e incrementando la ansiedad, uno de los más conocidos es la cafeína, la misma se encuentra fácilmente en alimentos como el café, los refrescos o el té. Esta sustancia afecta nuestro organismo estimulando la producción de noradrenalina, la hormona que nos mantiene alerta y vigilantes. Este estado de alerta constante hace que nos sintamos más alterados, propiciando los estados de ansiedad. Además, los excesos de cafeína dificultan la absorción la vitamina B1, que es anti estrés, lo que aumenta aún mós la situación de tensión que tendremos al consumirla en exceso.
Otra sustancia que tiene efectos similares es la sal, la misma al ser consumida en exceso aumenta la presión arterial y el rimo sanguíneo, acelerándolo y afectando de este modo a nuestra salud. Además, dependiendo de las cantidades que consumamos puede inhibir la absorción del potasio, un mineral necesario para el correcto funcionamiento nervioso, lo que nos hace m&aoacute;s propensos a sentir ansiedad. Otro gran estimulante es la nicotina, ya que la misma produce vasoconstricción, acelerando el ritmo cardiaco y manteniéndonos más alerta y activos de lo normal. Esto hace que no descansemos de manera adecuada y por tanto, tenemos problemas para combatir el estrés, que viene acompañado de la ansiedad.
Por tanto, si consumimos con moderación los alimentos previamente mencionados podremos combatir la ansiedad y cuidar mejor de nuestra salud.